jueves, 12 de septiembre de 2013

Primates y Filósofos: La Evolución de la Moral del Simio al Hombre


Primates y Filósofos: La Evolución de la Moral del Simio al Hombre

Colaboración de Juan Medrano

Este pequeño libro recoge la disertación del afamado primatólogo de origen holandés Frans de Waal en las Tanner Lectures celebradas en la universidad de Princeton en 2004.

Las Tanner Lectures on Human Values son unas sesiones sobre humanidades, creadas en Julio de 1978 por Clark Tanner, que al constituirlas definió su objetivo como una búsqueda de una mejor comprensión de la conducta y los valores humanos. 

La estructura del libro es una exposición inicial por parte de De Waal en la que plantea su visión sobre las raíces de la moralidad humana. Le responden cuatro filósofos (Philip Kitcher, Christine M. Korsgaard, Peter Singer y Richard Wranghan) y un periodista, Robert A. Wright, que ha sondeado la moralidad humana en su libro "The Moral Animal". Finalmente, De Waal formula una síntesis que viene a ser al mismo tiempo una matización de su exposición inicial y una contrarréplica a sus compañeros.

Todos los participantes asumen la teoría de la Evolución desde el punto de vista de la Biología, y comparten la visión de que la Bondad moral es algo real sobre lo que pueden formularse afirmaciones ciertas, y que entraña una consideración adecuada de los demás. En contraposición, la maldad sería una forma de egoísmo que lleva a tratar a los demás sin tener en cuenta sus intereses y como meros medios o instrumentos.

La pregunta a responder, desde esta doble perspectiva y sin invocar para justificarlo a visiones teológicas o religiosas, es si el propio interés del individuo es claramente un potente elemento de la selección natural, ¿cómo es que los humanos estamos tan apegados al valor de la bondad y nos compartamos en ocasiones de manera desinteresada e incluso sacrificada? 

De Waal parte de la crítica de lo que llama una Teoría del Barniz Moral (Moral Veneer), según la cual la moralidad sería en nuestra especie una capa tan vistosa como tenue que recubre un núcleo inmoral o amoral. Atribuye esta teoría nada menos que Huxley. Según ella, los seres humanos son malvados, bestiales, egoístas, y tienden a actuar mal y tratar impropiamente a los otros, pero existe sobre esa naturaleza el citado barniz moral, de origen indeterminado. De Waal rechaza la idea. Para él, el ser humano es bueno, y esa bondad - no podría ser de otra manera – tiene un contexto biológico y evolutivo y puede rastrearse en nuestros parientes más cercanos y en otros mamíferos sociales.

Los grandes simios compartimos respuestas involuntarias (no escogidas y pre-racionales), fisiológicamente apreciables (observables) ante las circunstancias de otros. Una parte fundamental de esta respuesta es la empatía, que para De Waal es un contagio emocional que permite identificar las necesidades de otros. La empatía puede apreciarse en diversas especies animales, mientras que solo en los grandes simios puede observarse la simpatía, un concepto relacionado que según Eisenberg es la respuesta afectiva consistente en sentimientos de pena o preocupación por otro individuo necesitado o en apuros y que va más allá que sentir la misma emoción que el otro individuo. La empatía en una identificación, un sentir lo que el otro siente, pero la simpatía es una elaboración ulterior, un sentirse por cómo el otro siente.

Las respuestas emocionales, entre las la empatía, son la base de la moralidad. A partir de ella existen otras, como el altruismo recíproco (ubicuo en la Biología como mecanismo evolutivo) o un cierto sentido de justicia que De Waal ha intuido experimentalmente en comportamientos de simios. La moralidad de los seres humanos, por lo tanto, está en continuidad con la conducta de otros animales, es constitutiva y biológica y no se limita a un mero barniz.

En la síntesis final en respuesta a sus compañeros, De Waal introduce el concepto del círculo de la moralidad. Afirma que la moralidad surgió evolutivamente para tratar primero con la propia comunidad, después con otros grupos, más tarde, con los humanos en general y finalmente, ha englobado a los animales no humanos. Al decir de De Waal, el círculo de la moralidad se extiende más y más solo si está garantizada la salud y la supervivencia de los niveles y círculos más internos. Cuando los recursos se reducen el círculo se encoge y las conductas morales se pliegan hacia lo más íntimo, algo que está en consonancia con la afirmación de Singer de que un aumento de la riqueza entraña un aumento de las obligaciones para con los necesitados. O, alternativamente, podría ponerse en relación con el hecho de que la crisis actual ha motivado que la población reduzca sus ayudas y su apoyo a organizaciones que gestionan la ayuda a personas necesitadas. En época de necesidad prevalecen en todo caso las obligaciones para con los más cercanos, las obligaciones más básicas, las presididas por la lealtad, que para De Waal es un deber moral básico.

Asimismo, establece una evolución de la moralidad en tres niveles. El primero es el del sentimiento moral, constituido por la empatía y la reciprocidad, pero también por la retribución, la resolución de conflictos y un cierto sentido de la justicia. Para De Waal, este nivel está presente en humanos y primates.

El segundo nivel es el de la presión social, orientada a que todos los miembros de la comunidad se comporten de forma que se favorezca una forma de vida en cooperación. Las herramientas constitutivas son la recompensa, el castigo y la reputación (todas ellas, elementos de control y presión social). De Waal encuentra este nivel en otros primates, pero el bien de la sociedad en su conjunto es una dimensión netamente humana.

El tercer y último nivel es el del Juicio y el Racionamiento, que entraña la internalización de los objetivos y necesidades de los demás, de forma que esta internalización pueda dirigir nuestra propia conducta y se razone lógicamente. Esta dimensión de la moralidad sería netamente humana.

Con posterioridad, De Waal ha profundizado su estudio de la biología y la evolución de la moral en otros libros -The Bonobo and the Atheist o The Age of Empathy: Nature's Lessons for a Kinder Society-. Tienes un comentario del Bonobo y el Ateo aquí





EnriqueC
Estudiante de Psicología

Artículo Neurociencias: Percepción multisensorial. [feedly]


 
 
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Artículo Neurociencias: Percepción multisensorial.
Percepción multisensorial.

Dr. Nse. Carlos A. Logatt Grabner

La noción de que los sentidos trabajan cooperando entre ellos y dependiendo de los otros parece ir en contra con algunos aspectos de las experiencias que tenemos a diario. Por lo general, tendemos a clasificar los sentidos en tipos diferentes, pues tenemos la idea preconcebida de que cada uno de ellos percibe un aspecto distinto de la realidad, ya sea esta se trate de la exterior como la interior.

Pero lo cierto es que cuando la información que captan los sentidos llega al cerebro, una separación tan tajante de los mismos ya no puede ser avalada. En realidad, el cerebro no manda a un recipiente neuronal individual y diferenciado a ninguno de los estímulos captados por cada uno de los diferentes sentidos. Por el contrario, lo que hace es extraer el significado del mundo de todas las formas posibles, por lo que combina a las disimiles maneras que existen de percibir la realidad.

En la actualidad, los neurocientíficos piensan que la U.C.C.M (Unidad – Cuerpo – Cerebro – Mente) ha evolucionado hacia una estrecha intercomunicación entre los diferentes sentidos tan intrincada como le fue posible. En palabras más sencillas, las diferentes regiones sensoriales corticales se encuentran físicamente entretejidas entre ellas.

Cada sentido parece, de alguna manera, estar atento a lo que está aconteciendo en los demás. Así, por ejemplo, la corteza visual es capaz de interpretar información procedente de otros sentidos, y logra realizar tal hazaña en un corto periodo de tiempo. Esta es la razón por la cual si a un individuo se le vendan los ojos por un intervalo de de tan sólo una hora y media, adquirirá una sensibilidad extra al tacto a través de la mediación de la corteza visual.

De forma análoga, se ha demostrado mediante escáneres cerebrales que la corteza visual de los ciegos se reconfigura de tal manera que le permite contribuir a aumentar la sensibilidad auditiva.

Este nuevo paradigma está de acuerdo con pruebas sobre plasticidad neuronal, ya que demuestran que es posible cambiar la función primaria de una región sensorial si se produce en esta una privación de los estímulos, aunque la misma sea de muy corta duración.

También a la hora de saborear una papa frita, el crujido que esta emita en la boca, en el momento de ser masticada, incidirá en parte en el juicio de sabor que realizamos sobre la misma.

Por otro lado, lo que estamos observando influye sobre nuestra postura corporal que adoptaremos. Estos datos demuestran fehacientemente que ningún sentido opera de forma aislada de los demás.

En una investigación, liderada por Gemma Calver, se escanearon las regiones cerebrales que se activaban al leer los labios y comprobaron que en esta actividad estaba implicada la corteza auditiva. Estos trabajos fueron de los primeros en demostrar la capacidad multisensorial de un área de la corteza cerebral que se creía dedicada de forma exclusiva a la percepción de un solo sentido.

Este hallazgo parece confirmar que el cerebro es capaz de captar por igual el habla, ya sea si se la percibe con el oído, los ojos o el tacto. Esto, por supuesto, no significa que la calidad de la información recibida sea la misma, pues es evidente que el sistema auditivo captará más detalles que los otros sentidos, pero sí confirma que el cerebro se esfuerza por combinar los diferentes tipos de información hablada que está recibiendo. Estas investigaciones sobre percepción multisensorial del habla han servido de inspiración para realizar estudios sobre otros tipos de interacciones sensoriales. Es muy conocido por todos que el aroma de un alimento es un importante componente del gusto (basta con recordar lo que sucede cuando estamos resfriados), pero ahora también se reconoce que la apariencia visual y los sonidos pueden alterar como percibimos un sabor. En un experimento muy interesante se descubrió que una bebida con sabor a naranja era percibida por quienes la probaron con gusto a frutilla si la misma era coloreada de rojo -lo mismo ocurriría si se invirtiera la ecuación-.

Todos estos datos no hacen más que indicar que todas regiones sensoriales del cerebro son en realidad polivalentes, aunque más sensibles a un tipo especial de estímulo sensorial.

Bibliografía:
- Lawrence Rosenblum, University of California - Department of Psychology. Speech perception as a multimodal phenomenon. Lawrence resenblum en current Directions in Psychologicasl Science, vol 17, número 6, páginas 405-409. Diciembre 2008.
- The new handbook of multisensory processing.Dirigido por barry stein. Stein , MIT press 2012.

Dr. Nse. Carlos A. Logatt Grabner
- Presidente Asociación Educar.
- Creador de la Formación en Neurosicoeducación y Neurosicoentrenamiento dictada en español e inglés.
- Sus cursos y formaciones cuentan con alumnos en más de 30 países.
- Director General de la revista on-line "Descubriendo el Cerebro y la Mente" de llegada nacional e internacional.
- Director de los talleres de: Neurobiología del Aprendizaje - Universidad Nacional de la Plata (2009-2010).
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